Hace seis meses, el Pakistán sufrió las
peores inundaciones de su historia, en las que resultaron damnificadas
más de 20 millones de pobladores. A continuación, un artículo de una
serie dedicada al prolongado efecto de la crisis.
PROVINCIA DE SINDH, Pakistán, 27 de enero de 2011 - Las aguas de las inundaciones que cubrieron gran parte del Pakistán hace seis meses han comenzado a retirarse, pero dejan al descubierto una nueva crisis humanitaria, la de la desnutrición infantil. "No he visto niveles de desnutrición tan graves como estos desde las peores hambrunas en Etiopía, Darfur y Chad", afirmó Karen Allen, Representante Adjunta de UNICEF en el Pakistán. "Es una situación terrible, sobrecogedora".
Aún antes de las inundaciones de fines de julio de 2010, un estudio
integral realizado en la Provincia de Sindh, en el Pakistán meridional,
la región más afectada por las crecidas, había demostrado que casi una
cuarta parte de los niños y niñas menores de cinco años sufrían
desnutrición aguda general. Aunque en el Pakistán siempre ha tenido
niveles relativamente altos de desnutrición, el problema se agravó aún
más debido a las inundaciones.
Una crisis de proporciones épicas
"Nos encontramos frente a una crisis humanitaria de proporciones épicas", señaló Kristen Elsby, Jefa de Comunicación de la Oficina de UNICEF en el Pakistán durante una visita a campamentos de socorro y establecimientos de salud de Sindh. "Millones de niños y niñas están gravemente amenazados por la desnutrición. No sólo se ha producido un aumento de las muertes de bebés sino que también hay más madres que corren peligro de perder la vida cuando dan a luz".
La crisis se debe a una combinación de diversos factores, como la
extrema pobreza, las deficiencias en materia de alimentación y estado de
salud, la propagación de las enfermedades y los servicios de
saneamiento e higiene inadecuados, además de las carencias en materia de
educación. UNICEF colabora estrechamente con el gobierno y sus aliados
para garantizar que los niños y niñas desnutridos reciban los alimentos y
tratamientos que requieren.
"Para una buena parte de la población, las inundaciones fueron la gota que rebasó el vaso", añadió la Representante Adjunta de UNICEF. "Se trata de una situación de emergencia tan grave como las peores crisis que he visto en otras partes del mundo".
Centros de tratamiento nutricional
En un centro de estabilización de Shadatkot, en la región septentrional de Sindh, que recibe apoyo de UNICEF, Saleem Babbar, de seis meses de edad, descansa en brazos de su madre, Husna, de 40 años, quien espera pacientemente que el personal médico evalúe la situación de su hijo. Saleem tiene la vista fija en el rostro de su madre, y sus labios se mueven como pidiendo silenciosamente ayuda.
Saleem nació el día que comenzaron las inundaciones, y su madre no ha
podido amamantarle desde entonces. El niño tiene un aspecto
dolorosamente delgado y su peso es muy inferior al normal para su edad.
"Cuando mi hijo se enferma, siento un dolor en el medio del pecho", explica la madre. "A veces está tan enfermo que no puede dormir, y se pasa la noche estornudando, con fiebre muy alta. Me preocupa su respiración entrecortada y ruidosa. No sé qué le está pasando y no sé qué hacer".
Saleem tiene probabilidades de sobrevivir porque su madre se percató de su grave estado y le llevó a uno de los varios centros de tratamiento nutricional de emergencia que han comenzado a funcionar desde las inundaciones, causadas por la crecida del Río Indus y sus tributarios. Saleem ha sido relativamente afortunado, ya que el personal médico logró diagnosticar su estado a tiempo.
Muchos otros niños y niñas, en cambio, corren peligro mortal por falta de diagnóstico y tratamiento. Muchos padres pobres, especialmente los de las zonas rurales, no reconocen los síntomas de la desnutrición debido a que carecen de los conocimientos necesarios. Para muchos, la cortedad de talla de sus hijos es algo normal.
PROVINCIA DE SINDH, Pakistán, 27 de enero de 2011 - Las aguas de las inundaciones que cubrieron gran parte del Pakistán hace seis meses han comenzado a retirarse, pero dejan al descubierto una nueva crisis humanitaria, la de la desnutrición infantil. "No he visto niveles de desnutrición tan graves como estos desde las peores hambrunas en Etiopía, Darfur y Chad", afirmó Karen Allen, Representante Adjunta de UNICEF en el Pakistán. "Es una situación terrible, sobrecogedora".
Ver Video |
VÍDEO (en inglés): 21 de enero de 2011 Malcolm Brabant, de UNICEF, informa sobre la crisis alimentaria que sufren los niños de las regiones paquistaníes que hace seis meses resultaron afectadas por las violentas inundaciones. Véalo en RealPlayer |
Una crisis de proporciones épicas
"Nos encontramos frente a una crisis humanitaria de proporciones épicas", señaló Kristen Elsby, Jefa de Comunicación de la Oficina de UNICEF en el Pakistán durante una visita a campamentos de socorro y establecimientos de salud de Sindh. "Millones de niños y niñas están gravemente amenazados por la desnutrición. No sólo se ha producido un aumento de las muertes de bebés sino que también hay más madres que corren peligro de perder la vida cuando dan a luz".
© UNICEF video |
La abuela de Ayaz, de un año de edad, le suministra un alimento de alto contenido nutricional en un centro especial de tratamiento para los niños y niñas amenazados por la desnutrición en las zonas del Pakistán afectadas por las inundaciones. |
"Para una buena parte de la población, las inundaciones fueron la gota que rebasó el vaso", añadió la Representante Adjunta de UNICEF. "Se trata de una situación de emergencia tan grave como las peores crisis que he visto en otras partes del mundo".
Centros de tratamiento nutricional
En un centro de estabilización de Shadatkot, en la región septentrional de Sindh, que recibe apoyo de UNICEF, Saleem Babbar, de seis meses de edad, descansa en brazos de su madre, Husna, de 40 años, quien espera pacientemente que el personal médico evalúe la situación de su hijo. Saleem tiene la vista fija en el rostro de su madre, y sus labios se mueven como pidiendo silenciosamente ayuda.
© UNICEF video |
Personal médico mide la circunferencia del brazo de una niña paquistaní y comprueba que sufre desnutrición. |
"Cuando mi hijo se enferma, siento un dolor en el medio del pecho", explica la madre. "A veces está tan enfermo que no puede dormir, y se pasa la noche estornudando, con fiebre muy alta. Me preocupa su respiración entrecortada y ruidosa. No sé qué le está pasando y no sé qué hacer".
Saleem tiene probabilidades de sobrevivir porque su madre se percató de su grave estado y le llevó a uno de los varios centros de tratamiento nutricional de emergencia que han comenzado a funcionar desde las inundaciones, causadas por la crecida del Río Indus y sus tributarios. Saleem ha sido relativamente afortunado, ya que el personal médico logró diagnosticar su estado a tiempo.
Muchos otros niños y niñas, en cambio, corren peligro mortal por falta de diagnóstico y tratamiento. Muchos padres pobres, especialmente los de las zonas rurales, no reconocen los síntomas de la desnutrición debido a que carecen de los conocimientos necesarios. Para muchos, la cortedad de talla de sus hijos es algo normal.
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